"El género negro es siempre prolífico en sorpresas. Una y otra vez, los lectores se encuentran con nuevos territorios literarios para explorar. En mi experiencia personal, cada vez que termino de recorrer la obra de un autor, o que concluye la grabación de un capítulo de este programa se me presenta siempre la misma pregunta: ¿Ahora con qué sigo? A veces, la respuesta surge con claridad, en otras es el inicio de una búsqueda que muchas veces culmina en el encuentro con algún escritor que, para mí, hasta ese momento, no era conocido. Generalmente, ese camino significa iniciar la lectura de muchos libros que, después de unas páginas, deshecho. El momento en que ese rastreo fructifica siempre es motivo de felicidad. Hace relativamente poco tiempo pasé un período de búsqueda particularmente laborioso. Comencé y abandoné la lectura de varios libros que finalmente descarté. Sin embargo, superados los obstáculos, me encontré leyendo a un autor interesante. Mejor aún, al final de su novela, en los agradecimientos, este escritor recomendaba la obra de un colega y amigo con particular énfasis. Intrigado, conseguí uno de los libros del autor recomendado y comencé a leerlo. Me encontré con un obstáculo importante: una fuerte barrera idiomática. Pese a que el libro estaba escrito en castellano, utilizaba un habla local que me resultaba particularmente inaccesible. Sin embargo, en la lectura se percibía que valía la pena hacer el esfuerzo de superar esa barrera. Hoy puedo decir con certeza, que no era una percepción equivocada. De manera sistemática busqué en la web cada uno de los términos que no comprendía y gracias a eso accedí a un universo fascinante. Este escritor es mexicano, y ese léxico, puesto en la boca de personajes precisos hace, sin lugar a dudas, mas valiosa su literatura. Pero para no extenderme más, este capítulo 71 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a algunos libros de Francisco Gerardo Haghenbeck Correa o F.G. Haghenbeck, y Bernardo Fernández, conocido como Bef." Gabriel M. Wainstein