Una escritora inglesa y una irlandesa. ¿Las conocés?
Explorar libros en busca de autores que uno aún no conoce es una labor que a veces puede ser frustrante y otras absolutamente gratificante. Se trata de leer sobre todo muchas primeras páginas tratando de intuir si vale la pena dedicarle el tiempo al volumen que tenemos entre las manos o descartarlo en la previsión de que no resultará satisfactorio. Enmi caso, encuetro criterios dejar de lado un libro. El modo de escribir, el planteo de la historia o de los personajes, o algunas razones que tienen que ver con preferencias personales. Si bien la novela negra es siempre una narrativa de la violencia, me provocan particular rechazo la truculencia gratuita, el despliegue morboso de sangre y vísceras y las narraciones sobre asesinos sicópatas. El disfrute literario es personalísimo y, sin descalificar a ningún escritor, esos elementos no entran dentro de mis elecciones como lector. A veces me cabe la duda. ¿No estaré descartando algo valioso? Puede pasar. En ocasiones vuelvo a revisar libros que en el pasado dejé de lado y, no muy frecuentemente, me encuentro con sorpresas. Esto en cuanto al descarte, pero también existe la otra cara de la moneda. A veces, se produce el milagro esperado. El encuentro con un texto me cautiva desde la primera página y no puedo abandonar. Momentos de felicidad que creo que tenemos en común la mayoría de los lectores. Hoy voy a compartir con ustedes, queridas y queridos oyentes, novelas de dos escritoras que me atraparon con sus primeras líneas aunque, en la lectura posterior, una superó mis expectativas y la otra, no tanto. Una es inglesa, la otra irlandesa. Les voy a contar de Susie Steiner y Ava McCarthy. Gabriel M. Wainstein.
4 years, 6 months ago por gabwain - 8 plays
"Por la condición realista del género, cuando un extranjero escribe sobre un país que no es el propio, muchas veces corre el riesgo de cometer errores groseros y hasta caer en el disparate. La novela negra requiere una fuerte dosis de verosimilitud en cuanto a los ámbitos, lenguaje, hábitos y cuestiones idiosincráticas que hacen a su naturaleza. Cuando Hammett inventó la inexistente Poisonville, en Cosecha Roja, proyectó en ella lugares reales que conoció y les otorgó sus características, de manera que, con palabras, edificó una ciudad creíble, sólida. Un caso interesante es el del británico James Hadley Chase que, sin haber vivido en los Estados Unidos, escribió numerosos policiales ambientados en ese país, con la ayuda de mapas, diccionarios, películas y obras literarias de otros autores, en especial policiales. Claro que su rigor al basarse en otros escritores fue tal, que le valió, en 1943, un juicio por plagio por parte de Raymond Chandler, que el autor de "El largo adiós" ganó. En el otro extremo puedo mencionar a su compatriota Phillip Kerr, que ubicó en la Argentina "Una llama misteriosa", la quinta entrega del ciclo de Bernie Gunther, donde hace un retrato de la época del primer peronismo que es un verdadero mamarracho, no puedo usar otro término para calificarlo. Claro que Kerr en una nota al final de su novela menciona como fuente documental un único libro del periodista Uki Goñi, "La auténtica Odessa". Les comento esto, porque en este capítulo voy a compartir con ustedes mis lecturas de un escritor francés que no escribe sobre su tierra, sino que ubica sus historias en lugares muy lejanos a ella: Nueva Zelanda, Sudáfrica, Argentina y Chile. En el capítulo 9 de este programa hice una breve mención de Zulú, una novela ambientada en ese Sudáfrica que me había gustado mucho. Por una cuestión de honestidad intelectual me preguntaba si un sudafricano vería un fiel retrato de su tierra o le pasaría lo mismo que a mí me sucedió con el engendro de Philip Kerr. Una salvedad, para escribir Zulú este escritor vivió un año en Sudáfrica, como antes lo hizo en Nueva Zelanda y luego en Buenos Aires y Santiago de Chile. Recientemente tuve la oportunidad de leer "Mapuche", su libro ambientado en la Argentina, y pude corroborar que este autor sabe de lo que escribe. La novela evidencia su conocimiento de nuestro país y una mirada aguda sobre sus problemáticas. Buscando con lupa, se pueden descubrir inexactitudes menores, pero Caryl Ferey, que de él trata este capítulo, construye una Argentina literaria muy interesante y por momentos sorprendente." Gabriel Marcelo Wainstein
3 years, 9 months ago por gabwain - 16 plays
"“La vida te da sorpresas” decía una célebre canción de Rubén Blades y, felizmente, la literatura también lo hace. Digo felizmente porque, aunque no todo lo inesperado es agradable, la novela negra es tan generosa se siempre encuentra una manera de sorprendernos gratamente Una gran cantidad de artistas ponen sus mejores esfuerzos para producir obras de calidad. De esta manera los lectores encontramos todo el tiempo nuevos territorios literarios a explorar, recorrido gozoso si los hay.
Cada tanto aparece un escritor o una escritora que parece haber nacido para la novela negra. Sus obras alcanzan un nivel de brillantez que no dejan de asombrarnos. Cuando además logran crear obras perfectas en plena juventud, es mayor la alegría.
En todas las artes, en todos los tiempos han existido los genios precoces. Artistas que, en plena adolescencia o recién saliendo de ella alcanzan la madurez expresiva. Por citar sólo un ejemplo, es sabido que Orson Welles revolucionó el arte cinematografíco con su primer film, El Ciudadano, cuando apenas tenía 21 años. Es difícil explicarlos, es mejor disfrutarlos.
El escritor del que vamos a hablar hoy es, sin lugar a dudas, uno de esos jóvenes prodigio. Su vocación fue muy temprana, a los 16 años estaba definida. Cinco años más tarde, a la misma edad en que Welles realizaba su primera película, este joven publicó su primer libro, y es una novela negra perfecta. Pero no se quedó ahí, siguió escribiendo sin bajar la calidad. Este capítulo 60 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a Michael Korita y su personaje, Lincoln Perry." Gabriel M. Wainstein
5 years, 1 month ago por gabwain - 31 plays
"En este décimo cuarto programa y vamos a continuar por el territorio que habíamos comenzado a recorrer en el duodécimo capítulo. Volvemos a Francia y, si en el programa precedente habíamos hablado del policial francés clásico, en éste vamos a hablar de la ruptura de la tradición y algunos autores que renovaron el género y formaron la corriente conocida como Neopolar. Hay un punto crucial en la historia de Francia de la segunda mitad del Siglo XX que tiene mucho que ver con el nacimiento de esta corriente literaria. Es el célebre Mayo francés. Aunque en la actualidad se intenta difundir una versión descafeinada y pasteurizada de ese acontecimiento, una especie de performance conjunta entre hippies y estudiantes proclamando la imaginación al poder en la Cinemateca Francesa, se trata de un fenómeno complejo y contradictorio con múltiples matices, donde a las protestas callejeras se le sumaron las consecuencias del derrumbe del sistema colonial francés y particularmente de la liberación de Argelia. Volviendo a la novela negra, los escritores de los que vamos a hablar hoy, tuvieron participación activa en esa rebelión y esa experiencia atraviesa su literatura: Jean Patrick Manchette, Didier Daennickx yJean-François Vilar." Gabriel Marcelo Wainstein
4 years, 5 months ago por gabwain - 49 plays
"Uno de los placeres de la lectura es el encuentro con la obra de un autor que hasta ese momento nos era desconocido. Cuando ese autor resulta talentoso es motivo de satisfacción. Más alegría aún cuando ese autor está por encima de la media. Y si el que escribe es un compatriota y a medida que te vas adentrando en sus páginas te encontrás con personajes que hablan tu propio lenguaje, se mueven por los barrios de tu ciudad, recorren calles que te son familiares, toman los mismos colectivos en los que vos viajaste alguna vez y hasta se sientan en los mismos bares en los que dejaste pasar las horas, la lectura es una forma peculiar de felicidad. Sentís que ese diálogo que se establece entre el escritor y el lector es una charla de amigos. Pero cuando además en las páginas del libro encontrás en sus personajes a tus propios amigos la experiencia es memorable. Es, de alguna manera la sensación de estar compartiendo un fragmento de tu propia vida, sentís que podrías haber estado ahí o, a lo sumo, a la vuelta de la esquina. Si además el autor escribe muy bien y cuenta historias apasionantes, de esas que hacen que no se pueda dejar de leer sin un esfuerzo conciente –tengo que ir a trabajar o tengo que preparar la cena para mi familia– la experiencia literaria es un placer absoluto. Y eso es lo que hoy voy a compartir con ustedes, mis queridos oyentes. El muy afortunado encuentro con la llamada Tetralogía del Británico de Martín Malharro." Gabriel M. Wainstein.
4 years, 7 months ago por gabwain - 10 plays
"Cada uno de estos programas tiene como punto de partida un interrogante: ¿Qué voy a compartir hoy con mis queridos oyentes? ¿Qué territorios de la novela negra transitaremos juntos? A veces, la respuesta surge de manera espontánea, otras, requiere cierta reflexión, explorar en los recuerdos, navegar por la web, o hacer un recorrido por los estantes de mi biblioteca. Esa última opción significa conectar con la memoria de lecturas, realizadas tal vez, hace lustros, que sin embargo dejaron huellas, a veces muy claras, y otras difusas, casi sensaciones. Justamente, de esa manera surgió este capítulo. Estaba hojeando un par de libros leídos hace muchos años, cuando me di cuenta de que la mayoría de los capítulos son sobre escritores que han desarrollado una obra cuantiosa. Pero también existen autores valiosos, no tan prolíficos que han creado obras únicas o casi únicas, que son interesantes por si mismas aunque no formen parte de un corpus mayor. En ocasiones se trata de libros excelentes, o muy buenos, aunque sus autores no volvieron a escribir, o no tuvieron la suerte de publicar, más allá de ese único texto. De esta manera me di cuenta que existía la posibilidad de hacer capítulos, sobre esas novelas singulares, muchas veces olvidadas, que sin lugar a duda vale la pena leer y compartir, pero que suelen tener muy poca difusión, quedan postergadas en la injusta neblina del olvido. Obviamente, la pérdida no es sólo para la memoria de esos libros y sus autores, sino para los lectores, que no tienen la oportunidad de conocerlas. Por eso, este capítulo 65 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a dos novelas de detectives, una excelente, “Agosto adverso”, de Daniel Hearn; la otra, muy buena, un ejercicio de estilo muy entretenido,“Tócala otra vez”, de Stephen Humphrey Bogart." Gabriel M.Wainstein
4 years, 11 months ago por gabwain - 39 plays
"En el capítulo anterior comenzamos un recorrido por algunos títulos de mi biblioteca. Novelas muy interesantes escritas por autores que no han producido una obra muy vasta, sino que, por diversas razones, han publicado a lo largo de su vida apenas uno o unos pocos títulos. En algunos casos esto sucedió por decisiones personales, en otros, porque no tuvieron la suerte de que la industria editorial los incluyera en sus planes. Textos que leí hace muchos años, en algunos casos décadas, de los que guardaba en mi memoria no más que algunas sensaciones pero que me sorprendieron gratamente a la hora de releerlos. Supongo en parte se debe a las características particulares de mi memoria y también a mi propia evolución como lector. Las distintas circunstancias de la vida van modificando nuestra manera de ver el mundo pero además, el hecho mismo de hacer este programa cambia mi relación con la lectura. Para el programa de hoy, elegí dos libros muy diferentes entre sí, escritos en diferentes épocas y que recorren territorios distintos dentro del universo de la novela negra. Hoy les voy a contar acerca de un clásico bastante olvidado, “Son ladrones como nosotros” de Edward Anderson y de una buena novela de la década del 80, que pasó, al menos en el mundo de habla castellana, bastante desapercibida: “Incendio en el callejón” de John Douglas." Gabriel M. Wainstein
4 years, 11 months ago por gabwain - 65 plays
"Capítulo 67 de este programa radial, que tiene para mí un sabor muy especial, algo así como darme un gusto. Si bien “El dulce veneno” es siempre una manera de compartir con ustedes, queridos oyentes, el placer de mis lecturas, hay capítulos que me resultan especialmente gratos. Esto sucede especialmente cuando puedo contarles acerca de algunos de los autores que más valoro.
En la Argentina existen muchos novelistas dedicados a la literatura policial, por supuesto que con diversos resultados. Este capítulo de hoy está dedicado un escritor que, a mi criterio, está entre los mejores cultores del género en la Argentina, hasta me atrevería a decir que entre los cinco mejores. Un autor que, si bien ha ganado varios premios, nacionales e internacionales, no tiene el reconocimiento y la difusión en nuestro país que su obra merece. Un creador que construye historias apasionantes pero que a su vez tiene una mirada sobre la Argentina aguda e interesante, que evidencia un conocimiento profundo de sus lugares y su gente. Novela negra de la mejor, pero con sonoridades y ritmo de tango. Queridos oyentes, hoy voy a compartir con ustedes algunos libros del talentosísimo Guillermo Orsi." Gabriel M. Wainstein
4 years, 9 months ago por gabwain - 61 plays
"Capítulo 62 y segundo programa de “El dulce veneno...” dedicado a la novela negra australiana, en lo que de ninguna manera pretende ser un recorrido exhaustivo por la misma. Mi intención es compartir con ustedes las lecturas de los pocos policiales de ese origen que tuve oportunidad de recorrer . En el capítulo anterior, el 61, les conté de dos autores, Jane Harper y Nicholas Jose. Tal vez lo único que acerca a estos escritores es que ambos nacieron en Gran Bretaña y vivieron desde niños en Australia, pero a mi no me resulta posible encontrar algo en común entre ellos. Lo mismo me pasa con los autores que voy a abordar en el programa de hoy. Más allá del origen geográfico compartido, no encuentro rasgos que me permitan pensar en una corriente que pueda denominar como novela negra australiana. Puede ser que exista, pero lo ignoro. Reflexionando, caigo en que, tal vez, la única característica que los une sea que en ninguna de las novelas que tuve oportunidad de leer aparece la palabra “canguro”, que suele ser lo primero que se nos aparece cuando pensamos en Australia. Me parece que es oportuno entonces citar a Borges, frecuentemente es bueno recurrir a su sabiduría literaria. “He encontrado días pasados una curiosa confirmación de que lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color local; encontré esta confirmación en la Historia de la declinación y caída del Imperio Romano de Gibbon. Gibbon observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán, bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe. Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como árabe, no tenía por qué saber que los camellos eran especialmente árabes; eran para él parte de la realidad, no tenía por qué distinguirlos; en cambio, un falsario, un turista, un nacionalista árabe, lo primero que hubiera hecho es prodigar camellos, caravanas de camellos en cada página; pero Mahoma, como árabe, estaba tranquilo: sabía que podía ser árabe sin camellos.”
Vaya entonces este capítulo 62 de “El dulce veneno de la novela negra” dedicado a la novela negra australiana, dedicada a los Michael Robotham y Peter Temple, autores de libros sin canguros ni camellos."Gabriel M. Wainstein
5 years ago por gabwain - 27 plays
"Las relaciones entre la literatura policial y la cinematografía, en particular la industria de Hollywood, han sido siempre intensas, complejas y contradictorias. El vínculo se remonta al pasado remoto, a los tiempos del cine mudo. Probablemente, el primer film policial haya sido el cortometraje “Historia de un crimen”, de Ferdinand Zecca, realizado en 1901. En apenas cinco minutos narra la trayectoria de un hombre desde el crimen a la guillotina. Poco después, en 1903, se estrenó otro corto, norteamericano, realizado en 1900, de menos de un minuto de duración, llamado “Sherlock Holmes perplejo”, que tenía como protagonista al personaje de Arthur Conan Doyle.
En la medida que la narrativa cinematográfica se complejizó, comenzó a nutrirse de las obras literarias y, lógicamente, puso parte de su atención en las novelas policíacas.
Por otra parte, muchos escritores pasaron a desempeñarse en la industria de las pantallas. Por un lado, por la necesidad de los productores de incorporar personas que supieran contar historias. Por el otro, al tratarse de un negocio que manejaba importantes presupuestos, muchos escritores o aspirantes a literatos encontraron una manera de ganarse la vida al ser contratados para escribir películas. Este vínculo entre los escritores y el cine fue particularmente intenso en Hollywood.
Intenso pero, en muchos casos, conflictivo. El oficio de guionista tiene como requisito dejar el ego y el individualismo de lado. Esto lo puedo afirmar por experiencia propia, pues durante varios años trabajé como guionista de cine y TV. El oficio de escritor es solitario, a los sumo necesita de la colaboración con un editor. Pero en el cine, el escritor no tiene la decisión final sobre la obra. Por encima de él se encuentran el director y el productor que frecuentemente modifican lo escrito. Para peor, en el Hollywood clásico, muchos productores tenían una más que escasa formación intelectual. Entonces se producían tensiones entre las pretensiones artísticas del autor y las dimensiones de la billetera, la cuenta bancaria o la mansión soñada. Hay mucho más que hablar acerca de este tema, por ejemplo acerca de los cambios que la narrativa cinematográfica produjo en la literatura, pero el programa de hoy va a abordar otro aspecto.
Les voy a contar de dos autores del género que toman como escenario de sus historias a la industria de Hollywood. Más precisamente a la conocida como la era clásica de la llamada Fábrica de los Sueños, las décadas del 40 y del 50 del siglo XX Les voy a contar de Andrew Bergman, Stuart Kaminsky y los detectives Jack Le Vine y Toby Peters." Gabriel M, Wainstein
5 years, 1 month ago por gabwain - 21 plays
La novela negra parece ser un territorio sin límites. De los lugares más diversos surgen nuevos autores que enriquecen un género que parece seguir con entusiasmo el imperativo bíblico de crecer y multiplicarse. Si la literatura universal es un corpus inabarcable para cualquier lector, tampoco parece posible leer en el término de una vida la totalidad de los policiales que se publican. Si Borges hablaba de las infinitos volúmenes de la Biblioteca de Babel o de las también infinitas páginas del Libro de Arena, el lector que tuviera la pretensión de recorrer, aunque sea, la totalidad de las obras del género publicadas en castellano, se encontraría ante un universo que, si bien es finito, es enorme y crece sin cesar. De esta manera los que amamos la novela negra tenemos la grata oportunidad de incorporar todo el tiempo nuevos escritores a nuestro panteón particular. Segundo capítulo dedicado a un escritor que leí recientemente y que merece ocupar un lugar en mi lista personal de autores preferidos: Alexis Ravelo. Un autor que escribe novelas policiales en la isla de Gran Canaria. La obra de Ravelo tiene las mejores características del género: las historias que cuenta son apasionantes, los personajes son sólidos, la mirada del escritor sobre su mundo es siempre aguda y la escritura está muy cuidada. En definitiva, una voz ineludible para los que amamos el género negro. En el capítulo anterior les conté algo de las dos primeras novelas de la serie de Eladio Monroy. Hoy, en este capítulo 7 de "El dulce veneno de la novela negra" vamos a compartir mis impresiones sobre el resto del ciclo protagonizado por ese marino jubilado y acerca de otros tres policiales que surgieron de su talentosa pluma. Gabriel M. Wainstein
4 years, 2 months ago por gabwain - 24 plays
En mis exploraciones por los territorios literario - geográficos que abarca la literatura policial, hace rato que intento conocer la novela negra irlandesa, pero hasta hace muy poco mis esfuerzos no fueron fructíferos. Si bien hay un enorme cultor del género de ese origen, el gran John Connolly, me cuesta definir lo suyo como policial irlandés porque, aunque este novelista pone de relieve sus raíces culturales asentadas en las tradiciones de la verde Erín, sus narraciones transcurren en los Estados Unidos. En varias ocasiones, Connolly aclaró que prefiere no abordar en su obra temáticas relacionadas con la realidad de su país natal. Más allá de Connolly, cada tanto me tropiezo con alguna novela policial de un autor de ese origen y me ilusiono. ¿Será éste el gran escritor irlandés del género?, me pregunto. Sistemáticamente me he visto decepcionado, pero no abandono la idea de de que un país que tiene una realidad y una historia tan rica y compleja, con expresiones culturales más que interesantes en otros campos, también tiene que tener algún escritor de literatura policial realista interesante. Recientemente, estaba planificando los próximos programas cuando pasó por mi cabeza un recuerdo difuso acerca de un libro que leí hace varios años y que, en su momento me había agradado. Al releerlo descubrí dos cosas: la primera, que me había gustado porque era una novela original e interesante; la segunda: el autor era irlandés. Me propuse entonces conseguir más libros de este escritor para dedicarle un programa y tuve la fortuna de encontrarme con una voz diferente dentro del universo de la literatura policial. Entonces, este programa de hoy está dedicado a Ken Bruen y sus novelas Maderos, La matanza de los gitanos, El dramaturgo, El gran arresto, El Alien y London Boulevard. Gabriel Marcelo Wainstein
3 years, 7 months ago por gabwain - 22 plays
"Hay algo que tenemos en común los lectores de novela negra con los apostadores de las carreras de caballos. Desde ya aclaro que no voy a hablarles de Dick Francis, el escritor que ubicaba sus historias de suspenso en el mundo del turf, sino de una situación un poco más abstracta. Porque eso que tenemos en común, es la búsqueda del dato. Aunque nunca estuve presente en una competencia hípica -tengo un desinterés absoluto por el mundo del juego, no me interesan los casinos, las máquinas tragamonedas, el poker y ni siquiera la lotería- sé que las personas que juegan a los caballos siempre andan a la caza de un dato, la fija, el nombre de un equino no muy conocido que seguramente será ganador de una carrera y que le dará al apostador importantes beneficios. De la misma manera, los lectores de novela negra siempre estamos buscando nuestro propio dato, el nombre de un autor o el título de un gran libro que desconocemos y que pueda ser fuente de satisfactorias horas de lectura. Me consta, por los mensajes que recibo en las páginas de Facebook y YouTube del programa, que muchas y muchos de ustedes encuentran esa fuente de información en "El dulce veneno de la novela negra" y esa situación me complace de sobremanera. Pero yo mismo estoy todo el tiempo a la caza de algún dato literario, a la manera de un burrero desesperado, no sólo por mi avidez por la lectura sino también por mi compromiso con ustedes, queridas y queridos oyentes. Les comento esto porque estoy terminado la lectura de la obra de una muy buena novelista cuya existencia desconocía hasta hace muy poco, pero que fue elogiada en las redes por un escritor que admiro, Guillermo Orsi. Su breve comentario despertó mi curiosidad, comencé a leer uno de los libros de esa escritora y me gustó mucho. Continué con otra de sus novelas, la primera de una serie, y me apasionó, por lo que seguí adelante con la lectura y ahora comparto con ustedes este dato, esta fija (espero que se escuche con claridad el entrecomillado) acerca de esa gran autora española que se llama Rosa Ribas." Gabriel Marcelo Wainstein
3 years, 5 months ago por gabwain - 62 plays
"Hoy vamos a hablar de uno de los primeros territorios que se contagió la fiebre del policial negro e, inmediatamente, lo hizo suyo, no sólo por escribirlo en el propio idioma, sino que lo ancló en su idiosincrasia y lo transformó. Vamos a hablar de un país que revalorizó a autores postergados en otros países, y con esto les estoy diciendo de qué se trata, ya que hoy vamos a hablar de autores que tuvieron un papel especial en la creación del policial francés, antes del Neopolar. Simenon, Leo Malet, Frederic Dard y Boris Vian" Gabriel Marcelo Wainstein
4 years, 5 months ago por gabwain - 13 plays
"Hablando de dulces, la novela de detectives es, para el lector de literatura policial, como una golosina para un chico. Desde antes de abrirla anticipamos el placer de saborearla, sabemos que, casi sin lugar a dudas, pasaremos buenos momentos mientras recorremos sus páginas. En mi caso particular, y creo que debe ser bastante frecuente, las narraciones detectivescas fueron la puerta de acceso al género negro. Es que la figura del detective está en las raíces mismas del relato policial, desde el inicial Auguste Dupín de Edgard Alan Poe y el paradigmático Sherlock Holmes, hasta los sabuesos de la actualidad, pasando por la santísima trinidad que integran Sam Spade, Philip Marlowe y Lew Archer. A través del tiempo, los detectives evolucionaron, se han puesto a tono con su época. Sin embargo, es curioso que, tratándose de un género realista por excelencia, la figura del detective privado literario no tenga demasiado que ver con sus colegas reales. Tal vez porque por sobre el verismo riguroso de Hammett, que fue agente de la Pinkerton antes de dedicarse a la escritura, predominó la poética de Chandler y su caballero andante del siglo XX. Tengo que confesarles algo: pese a mi apasionamiento por este género, nunca conocí a un detective privado fuera de las páginas de un libro. A través de la lectura de notas periodísticas deduzco que, al menos en la Argentina, los que se dedican a este oficio pasaron antes por la policía o el ejército, lo que en mi país tiene una connotación de un pasado, por lo menos, turbio. En general están vinculados a las agencias de seguridad privada, territorio donde se han asentado ex represores o agentes de inteligencia vinculados a la Dictadura Cívico Militar que asoló a la Argentina. Pero los detectives literarios provienen, generalmente, de tradiciones menos perversas y protagonizan ficciones ampliamente disfrutables. El realismo está en las situaciones, el ámbito y la sociedad en que se desempeñan. Pero, yendo a lo nuestro, el capítulo de hoy de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a dos novelas detectivescas, que hace muchos años reposaban en los estantes de mi biblioteca, y que de alguna manera pretendo rescatar del olvido. Vamos a compartir las páginas de “Salto Mortal”, de Jeremíah Healy y “Asesinato en familia” de Janet Dawson." Gabriel Marcelo Wainstein
4 years, 8 months ago por gabwain - 13 plays
El segundo capítulo de la serie sobre John Connolly. Como les comentaba en el capítulo anterior, creo que son los mejores programas que hice hasta este momento. Espero que los disfruten."Segundo capítulo dedicado a la obra del irlandés John Connolly. El primer programa estuvo dedicado a la presentación de su protagonista, Charlie “Bird” Parker y a la novela que da inicio al ciclo, “Todo lo que muere”. Allí, el autor desarrolla por primera vez lo que va a ser su marca de estilo, la fusión entre el género negro y el fantástico, más específicamente el terrorífico. También presenta a los personajes centrales que recorren todo el ciclo de Parker y su óptica acerca del bien y el mal, reflejo de su religiosidad católica. La serie de Charlie Parker recorre el camino riesgoso del cruce de géneros con absoluta solidez, sin perder interés pese a la extensión del ciclo, que hasta el momento abarca más de 15 volúmenes. Sin lugar a dudas, el irlandés es uno de los autores más originales e interesantes de la literatura policial contemporánea, y por eso quiero compartir con ustedes el placer de recorrer sus libros." Gabriel Marcelo Wainstein
4 years, 1 month ago por gabwain - 15 plays
"Las relaciones entre política y novela negra han sido, a lo largo de la historia del género, intensas e interesantes. En general, se trata de un vínculo mayormente unidireccional, ya que una buena parte de los escritores del género expresan sus opiniones acerca de la sociedad en la que viven en sus obras literarias. De manera casi inevitable, las historias expresan una mirada sobre el ser humano y el mundo en que habita y, aunque no siempre se explicite, lo político, la relación entre el individuo y la sociedad, tiene alguna presencia, explicita o implícita, en los libros. La violencia, eje escencial del género, puede ser entendida como un fenómeno individual o como una expresión del estado de las cosas en la sociedad, y cuando se da esta última opción, de una u otra manera, la política está presente. Lo que no se da muy frecuentemente es que la política muestre interés en la novela negra, aunque en sus peores expresiones tiene fuertes puntos de contacto con el mundo delictivo, no con el literario. El conocimiento del género por parte del lector, permite muchas veces descifrar el accionar de algunos políticos, en especial los que responden a los intereses del poder económico. En lo personal, así como el amor por la literatura está presente desde la infancia, la pasión por la política signó mi existencia como una herencia de la cultura familiar. Siempre con la concepción de que, así como puede estar al servicio de los poderosos, la política puede ser una herramienta para reparar injusticias y mejorar la vida de los más postergados. Les cuento esto porque el escritor del que voy a contarles hoy, es un hombre que ha tenido un destacadísimo accionar en la vida pública de su país. Cuando yo era muy joven, alrededor de 20 años, y en la Argentina imperaba una dictadura genocida, nos llegaba un aire de libertad desde Centroamérica. Allí, un pueblo enfrentaba a una tiranía que llevaba décadas y que tenía similitudes con la que asolaba a la Argentina. Era la Revolución Sandinista, que derrocó al régimen de la familia Somoza, que hacía más de 40 años que saqueaba a Nicaragua y regaba su suelo de sangre. Un grupo de jóvenes, entre los que había algunos narradores y poetas, había formado el Frente Sandinista de Liberación Nacional y su ejemplo alentaba los sueños de los que peleábamos contra la Dictadura Militar Argentina. Hago esta mención porque, el escritor del cual les voy a contar en este capítulo, fue uno de los participantes de esa gesta revolucionaria. Se trata de Sergio Ramírez, que llegó a ser en esos años vicepresidente de Nicaragua, y que en la actualidad es escritor a tiempo completo y es autor de dos novelas policiales más que interesantes: "El cielo llora por mí" y "Ya nadie llora por mí"." Gabriel Marcelo Wainstein
4 years ago por gabwain - 31 plays
"Voy a empezar este capítulo con un recuerdo. Hace unos cuantos años, calculo que alrededor de 1984, una noche, en una mesa en el bar La Paz, en el centro de Buenos Aires, estábamos hablando acerca de los libros que estábamos leyendo. Eran los tiempos en que estábamos descubriendo juntos las maravillas de la literatura policial. Me acuerdo, y me quedó grabado en la memoria que, un querido amigo, Bube Medina, no recomendó una novela que acababa de leer. Nos dijo que había conseguido en una librería cercana, en una mesa de ofertas, un libro de un escritor español que le había gustado muchísimo. ¡No se lo pueden perder!, insistió. Hasta ese momento no sabíamos que existía la novela negra española. Esa misma noche me acerqué a una librería y busqué entre los títulos al elogiado escritor. Efectivamente, había una novela policial española. La leí y me gustó, era algo distinto y muy entretenido. Cuando unos días después se lo comenté a Bube, me aclaró que ese no era el autor del cual nos había contado. Aclarada la confusión, salí a buscar la novela que mi amigo recomendaba y la encontré. La lectura tuvo algo de revelación. El escritor, sin lugar a dudas, innovaba en el género, aunque desde un profundo conocimiento de sus tradiciones. Planteaba unos personajes poco comunes y un escenario original, absolutamente alejado de la tradición norteamericana. El autor era catalán, y Barcelona vivía en sus páginas. Al punto que, cuando muchos años después tuve la oportunidad de visitar esa ciudad, sentía que ya la conocía, que ya había transitado esas calles a través de las palabras. Supongo que muchos oyentes, me atrevería a decir que la mayoría, ya sabrán quién es el autor que vamos a compartir en este capítulo 63 de “El dulce veneno de la novela negra”. Hoy les voy a contar acerca del gran Manuel Vázquez Montalbán, el detective Pepe Carvalho y su mundo." Gabriel M. Wainstein
4 years, 11 months ago por gabwain - 51 plays
"De alguna manera muy especial, los que amamos de novela negra somos personas muy afortunadas. Hay centenares o miles de escritores en el mundo que dedican sus mejores esfuerzos para entregarnos obras apasionantes que enriquecen nuestro tiempo de lectura, o sea que trabajan para hacer mejor nuestra vida. Al decir de Borges: "La lectura debe ser una de las formas de la felicidad, de modo que yo aconsejaría a esos posibles lectores de mi testamento —que no pienso escribir—, yo les aconsejaría que leyeran mucho, que no se dejaran asustar por la reputación de los autores, que sigan buscando una felicidad personal, un goce personal. Es el único modo de leer.” De ese goce personal se trata, pero éste se acrecienta cuando tenemos oportunidad de encontrarnos con las obras de un autor talentoso, que además es de nuestro país, que se mantiene en actividad y que continúa trabajando para sorprendernos con nuevos libros. Esta reflexión viene a cuento porque este capítulo de "El dulce veneno de la novela negra" está dedicado a un escritor sobre el que ya les conté en un programa realizado hace dos años. Desde entonces, tuve oportunidad de leer una nueva novela suya y un libro anterior a los dos que había compartido con ustedes. Por eso, queridas y queridos oyentes, este capítulo 94 de "El dulce veneno de la novela negra" es continuación del capítulo 43, y está dedicado a Eduardo Goldman y sus libros "Como pero que aúlla en la oscuridad" y "El último chiste del gran Jacobi"." Gabriel Marcelo Wainstein
3 years, 6 months ago por gabwain - 40 plays
"Capítulo 68 y segundo dedicado a la obra del gran escritor argentino Guillermo Orsi. En el programa anterior hablamos de sus dos primeras novelas policiales, “Sueños de perro” y “Buscadores de oro”. No son sus primeros libros, pero “Sueños de Perro” es su incursión inicial en el género negro y el comienzo de su trayectoria como cultor de la ficción criminal. En cuanto a “Buscadores de oro” , según nos explicaba el autor, no es estrictamente una novela negra, sino que se inicia como tal para luego dar un viraje a lo fantástico. Pero volviendo al programa de hoy, vamos a seguir con otras dos novelas de este autor tan talentoso, a mi criterio uno de los mejores que tiene la Argentina. Desde ya les cuento que el recorrido por su obra no concluye en este programa, pero hoy me propongo disfrutar junto a ustedes de algunas de sus mejores páginas. Vamos con “Nadie ama a un policía” y “Ciudad Santa”" Gabriel M. Wainstein
4 years, 9 months ago por gabwain - 60 plays
"Queridas y queridos oyentes, voy a contarles algo que tiene que ver con mi historia personal. Entre los países del mundo por los que tengo mayor afecto, Chile ocupa un lugar de privilegio. Por razones que no vienen al caso, mi abuelo paterno se instaló en la ciudad de Rancagua a mediados del siglo XX y vivió allí durante 50 años. Desde que yo era muy chico, mi familia viajaba frecuentemente a visitarlo. Perdí la cuenta de cuántas veces crucé la cordillera, pero tengo muy buenos recuerdos de esos viajes. Con los años, en tiempos oscuros, mis padres tomaron un rol muy activo colaborando con la resistencia contra la dictadura asesina de Augusto Pinochet. A partir de esa militancia solidaria, establecieron vínculos de amistad muy fuertes con personas valerosas que arriesgaban su vida para pelear contra la injusticia. Con el tiempo, esos lazos se hicieron tan estrechos, que pasamos a considerarnos familia. Cada tanto, tenemos la alegría de compartir tiempo juntos. Cuando pasa mucho tiempo sin vernos, se instala un fuerte sentimiento de nostalgia, que nos impulsa al reencuentro. Esa melancolía se ve reforzada en estos días, por la ausencia de mi padre, fallecido hace pocos meses. La muerte de mi madre había ocurrido 9 años antes. Cuando leo novela negra chilena, el lenguaje, los lugares, los personajes, los sonidos y los sabores me remiten a lugares muy queridos de mi memoria emocional. Como un homenaje a mis viejos, a esos entrañables familiares - amigos que están del otro lado de los Andes y a esa nación hermana, va este capítulo dedicado a dos excelentes novelistas chilenos: Boris Quercia y Bartolomé Leal. Gabriel Marcelo Wainstein
3 years, 8 months ago por gabwain - 35 plays
Queridas y queridos oyentes. Me permito recomendarles esta serie de 3 capítulos que se inician aquí. Creo que son los mejores programas que hice hasta este momento. Espero que los disfruten.
"Como algunos de ustedes sabrán, este punto de encuentro entre la radio y los libros no es un espacio de crítica literaria, sino una iniciativa para compartir con ustedes el placer de mis lecturas del género policial realista, desarrolladas durante más de tres décadas. Por supuesto que en mi gusto personal se basa en elementos de juicio que me llevan a construir opiniones y criterios personalísimos, que me sirven de guía en el momento de seleccionar mis lecturas. Uno de esos parámetros, al que le doy bastante importancia, es que, en principio, no me interesan las narraciones sobre asesinos sicópatas ni las que abundan en descripciones detalladas de torturas, profusión de sangre y derramamiento de vísceras. Sin embargo, mis juicios no son rígidos, a veces un autor atraviesa esa barrera que yo tengo como lector y me demuestra, a fuerza de talento, que vale la pena leer su obra pese a estas particularidades que, en principio, me desagradan. Esta reflexión viene a cuento porque no voy a dedicar uno, sino varios capítulos de este programa, a un autor que escribió una larga serie de libros en cuyos volúmenes iniciales ocupan un lugar destacado varios asesinos sicópatas y que, en especial en su primera novela, incluye desollamientos y detalladas descripciones de tormentos y crueldades varias que me siguen pareciendo innecesarias. Vale aclarar que, a medida que el ciclo avanza, los sicópatas dejan de ocupar un lugar preeminente y el desborde de sangre y vísceras se modera, lo que a mi entender contribuye a mejorar su obra. Pero para no extenderme más, este capítulo 78 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a John Connolly y su personaje, Charlie “Bird” Parker." Gabriel Marcelo Wainstein.
4 years, 1 month ago por gabwain - 35 plays
"Hoy, queridos y queridas oyentes, vengo a traerles una propuesta de una serie de programas un poco diferente a los que habitualmente compartimos. Se trata de una indagación en las raíces y tratar de resolver una incógnita. Cada uno de nosotros nos construimos como personas a través de una gran diversidad de elementos: lo biológico, la sociedad que vivimos, la cultura a la que pertenecemos, el desarrollo educativo, lo laboral, etcétera. Pero hay algo que suele ser muy importante en la identidad, que es la historia familiar. La conozcamos o no, hay características de nuestra personalidad, de nuestra forma de vivir, y de la manera de estar en el mundo que provienen de nuestros antepasados, y de la que muchas veces ni siquiera somos conscientes. Algunas personas las asumen, otras se rebelan en su contra, pero esos factores juegan un papel relevante a la hora de conocernos a nosotros mismos. No se preocupen, no vamos a transformar "El dulce veneno de la novela negra" en un espacio de autoayuda. Esta reflexión viene a cuento porque así como en las personas la historia familiar tiene relevancia, en el campo de las letras sucede algo similar. Si bien autoría literaria es particularísima de cada individuo, puede y suele haber influencia de los escritores precedentes y de la identidad cultural. Por eso, les propongo, queridas y queridos oyentes, recorrer juntos una serie de programas sobre la historia de la literatura policial en la Argentina. Aclaro desde ya que de ninguna manera pretende ser exhaustiva, pero creo que puede aportar algunos datos que no han tenido gran difusión. Pero además, me propongo responder una pregunta: ¿Cuándo nace el policial negro argentino? La tradición de la literatura policial en la Argentina se remonta al siglo XIX, pero en algún momento, algún autor se propuso encarar el género desde una óptica realista y comenzó una transformación que se extiende hasta nuestros días. Para hacer estos programas leí y releí algunas decenas de libros y varios ensayos que indagan en nuestra historia literaria. Les propongo entonces, hacer este recorrido juntos." Gabriel Marcelo Wainstein
3 years, 9 months ago por gabwain - 20 plays
"El género negro es siempre prolífico en sorpresas. Una y otra vez, los lectores se encuentran con nuevos territorios literarios para explorar. En mi experiencia personal, cada vez que termino de recorrer la obra de un autor, o que concluye la grabación de un capítulo de este programa se me presenta siempre la misma pregunta: ¿Ahora con qué sigo? A veces, la respuesta surge con claridad, en otras es el inicio de una búsqueda que muchas veces culmina en el encuentro con algún escritor que, para mí, hasta ese momento, no era conocido. Generalmente, ese camino significa iniciar la lectura de muchos libros que, después de unas páginas, deshecho. El momento en que ese rastreo fructifica siempre es motivo de felicidad. Hace relativamente poco tiempo pasé un período de búsqueda particularmente laborioso. Comencé y abandoné la lectura de varios libros que finalmente descarté. Sin embargo, superados los obstáculos, me encontré leyendo a un autor interesante. Mejor aún, al final de su novela, en los agradecimientos, este escritor recomendaba la obra de un colega y amigo con particular énfasis. Intrigado, conseguí uno de los libros del autor recomendado y comencé a leerlo. Me encontré con un obstáculo importante: una fuerte barrera idiomática. Pese a que el libro estaba escrito en castellano, utilizaba un habla local que me resultaba particularmente inaccesible. Sin embargo, en la lectura se percibía que valía la pena hacer el esfuerzo de superar esa barrera. Hoy puedo decir con certeza, que no era una percepción equivocada. De manera sistemática busqué en la web cada uno de los términos que no comprendía y gracias a eso accedí a un universo fascinante. Este escritor es mexicano, y ese léxico, puesto en la boca de personajes precisos hace, sin lugar a dudas, mas valiosa su literatura. Pero para no extenderme más, este capítulo 71 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a algunos libros de Francisco Gerardo Haghenbeck Correa o F.G. Haghenbeck, y Bernardo Fernández, conocido como Bef." Gabriel M. Wainstein
4 years, 7 months ago por gabwain - 47 plays
Un recorrido por la obra del escritor panameño Osvaldo Reyes.
Aunque se podría decir que la novela negra es una narrativa que gira en torno a situaciones de infortunio, fuera de la literatura, en la vida real, a veces, se dan circunstancias afortunadas. Casualidades, o no tanto, que enriquecen e iluminan la existencia de las personas. Conocer un género literario, la novela negra u otro cualquiera, siempre implica un trabajo de exploración. El encuentro con el libro se produce luego de recorrer librerías, conversar con amigos o recorrer la web. A veces tengo la sensación de que no es que busco los libros, sino que son los libros los me eligen para que los lea. Volviendo al principio, este capítulo 55 de “El dulce veneno de la novela negra” responde a un encuentro afortunado. Uno de los primeros y más entusiastas oyentes de este programa, se llama Osvaldo Reyes. Es panameño, médico obstetra y escritor de novela negra. Hace unos meses tuvo la enorme gentileza de enviarme sus libros. Los ubiqué en mi lista de lecturas, que siempre está condicionada por las necesidades del programa. Luego de terminar con Paco Ignacio Taibo II le tocó el turno a Reyes. Vale aclarar que nunca antes había leído novela negra centroamericana. Por otra parte, tengo que confesar que encaré sus libros con un cierto temor. Tengo mucho afecto y respeto por mis oyentes, y Osvaldo en particular, era uno de los más queridos. ¿Qué iba a hacer si sus libros no me gustaban? Lo que hago en situaciones semejantes es dar mi parecer de manera honesta, sin ensañarme cuando algo no me agrada. No me produce ningún regocijo dar una opinión negativa. Pero les estaba contando de un encuentro afortunado y de eso les voy a hablar, porque las novelas de Osvaldo Reyes superaron ampliamente mis expectativas previas. Es un excelente escritor y por eso, este capítulo 55 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado al querido Osvaldo Reyes y a sus novelas, que he tenido la buena fortuna de leer. Gabriel M :Wainstein
5 years, 2 months ago por gabwain - 57 plays
"Cuando hablamos de novela negra, indudablemente, hablamos de una de las formas de la narrativa. Más allá del estilo autoral y de las temáticas, lo que subyace siempre en la literatura policial, es algo que se remonta a la más remota antigüedad, a lo que parece ser una característica esencial de la criatura humana: la necesidad de contar una historia. En efecto, entre el cazador anónimo que daba cuenta junto a la hoguera prehistórica los riesgos atravesados para atrapar al mamut con que logró alimentar su tribu, el ciego que cantaba la cólera de Aquiles frente a los muros de Troya, el hombre que, a la luz del candil y pluma en mano. imaginaba los padecimientos de Oliverio Twist, el genio que tecleaba en su Underwood Noiseless la amistad entre Marlowe y Terry Lennox y los actuales autores, que se deslizan entre notebooks, pendrives y nubes informáticas, hay una pasión común: la vocación de narrar. Y así como ellos se valieron de medios distintos para contar los sucesos vividos o imaginados, el publico también los recibió de manera distinta. Desde el relato oral al libro electrónico hay un lazo que atraviesa los siglos y milenios. Cuento esto porque hoy voy a hablarles de un autor que logró ser conocido por el público a través de un medio poco convencional. Un apasionado de la Patagonia Argentina que ubica sus relatos en una de sus localidades más remotas. Les voy a contar acerca de Cristian Perfumo y sus cuatro novelas, que les anticipo desde ya que me gustaron mucho. Vale aclarar que la música de este capítulo pertenece a los geniales Gloria Geberovich y Manuel Klainer" Gabriel Marcelo Wainstein
5 years, 2 months ago por gabwain - 52 plays
"Una de las cosas que me fascinó al convertirme en un lector apasionado del género es la extraordinaria expansión que la novela negra tuvo por todas las geografías de nuestro planeta. Si bien el policial realista tuvo su origen en los Estados Unidos, con los años creció por el mundo y hoy se cultiva la novela negra en los cinco continentes. Aunque empezó mucho antes, buena parte de ese proceso se dio en los años en los que yo comenzaba a transformarme en un lector de literatura policial. Recuerdo que a fines de los 80 y principio de los 90 recorría las librerías porteñas, particularmente las de usados y ofertas, buscando alimento para mi voraz apetito literario. Era una actividad fundamentalmente crepuscular y, muchas veces, la noche se me alegraba cuando lograba divisar en alguna mesa, las características tapas negras con letras blancas e ilustraciones de la colección Etiqueta Negra de Editorial Júcar. La lista de títulos era muy abundantes y los autores, un regocijo para el alma: Stuart Kaminsky, Jim Thompson, Marc Behm, Donald Westlake, Julián Ibañez. Una madrugada, llegué a mi casa con un volumen de menos de cien páginas. Pese a su brevedad, el libro tenía un título largo e intrigante, “Sintiendo que el campo de batalla...”. En radio no es fácil de percibir, pero terminaba en puntos suspensivos. El autor era quién dirigía la colección, el mexicano Paco Ignacio Taibo II. Cuando me sumergí en sus páginas me encontré con una más que agradable sorpresa: era una novelita apasionante. Al terminarla me quedé con muchas ganas de seguir conociendo la historia de la protagonista, Olga Lavanderos. Pasaron casi 20 años hasta encontrar otro libro con el mismo personaje, pero en ese período leí unas cuantas novelas más del mismo escritor. Se trata de un artista treméndamente prolífico, que escribió novelas policiales pero también incursionó en otros terrenos literarios. Por eso, en este capítulo 52 voy a abordar apenas una pequeña parte de la obra de Paco Ignacio Taibo, Voy a contarles acerca de dos novelas sobre Olga Lavanderos y de una que tiene como protagonista a José Daniel Fierro." Gabriel M. Wainstein.
5 years, 7 months ago por gabwain - 29 plays
"Este capítulo de hoy es fruto de un empate... Mejor dicho, este capítulo de hoy es consecuencia de un desempate. Cabe aclarar que no hay nada deportivo o competitivo en este espacio radial literario, o si tal vez hay algo, no es para nada evidente. Cuando hablo de empate y desempate me refiero a mis propias valoraciones acerca de un autor en particular. Un novelista sobre el que existe un consenso muy positivo pero... Mejor voy a aclarar, porque así dicho parece un tanto confuso. Empiezo de nuevo.
En este capítulo 66 de “El dulce veneno de la novela negra” les voy a contar acerca de la obra de un escritor argentino que se difundió mucho en los últimos años. No ese trata de un autor joven, anda por los cincuenta y pico, apenas un par de años menor que quién les habla. Comenzó a escribir a los 45 años, pero desde entonces tiene una importante cosecha de premios. Y lo del empate tiene que ver con una valoración absolutamente personal ya que, hace un tiempo, leí sus dos primeros libros y me pasó algo no muy usual: uno me gustó muchísimo y el otro no me gustó nada. Para peor la novela que no me gustó era claramente un policial negro y la que me había entusiasmado tenía rasgos del género pero se podía encuadrar tal vez en la ciencia ficción. Desde hace varios meses me esperaba en mi casa otro de sus libros y no me decidía a leerlo pero, luego de terminar unas lecturas muy intensas, tenía la duda de con qué seguir y, recorriendo mi biblioteca, me volví a tropezar con ese volumen pendiente. Entonces me decidí a encararlo, con la sensación de desempate que mencionaba al principio. Era una novela corta, terminé de leerla en un día, pero a mitad del libro no me cabían dudas, estaba ante un excelente escritor. Dediqué todo el día siguiente, domingo, a leer otra de sus novelas, y hoy lunes estoy comenzando a escribir este capítulo con la alegría de que ese desempate se haya trasformado en goleada. El lenguaje deportivo es oportuno ya que Horacio Convertini, que de él se trata, es muy futbolero. También es un gran escritor que vale la pena leer y difundir. Por eso este capítulo 66 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a su obra." Gabriel M. Wainstein
4 years, 9 months ago por gabwain - 30 plays
"Desde su origen, el género negro ha mostrado un fuerte interés por lo social. Es inevitable, al encarar este tema, la referencia a Dashiell Hammett, un hombre de izquierda que apoyó públicamente causas como la de la Republica Española, el derecho a voto de los negros y a las organizaciones sindicales. Inclusive se sumó a los 47 años al ejército de su país para combatir al nazismo. Poco tiempo después, durante el macartismo, en la década del 50, fue acusado de integrar el Partido Comunista y obligado a declarar ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas en el Congreso. Por su negativa a transformarse en un delator fue condenado a la cárcel, donde se deterioró su salud. Su obra fue proscripta. Hammett, al fundar el género de la novela negra con Cosecha Roja, puso una mirada crítica sobre la sociedad norteamericana en el centro de su literatura y abrió un camino que después encontró innumerables seguidores. Pero no es sobre el autor de “El halcón Maltés” que les voy a contar en este capítulo de hoy. Voy a hablarles de una escritora no muy difundida que comencé a leer hace unas pocas semanas y que me ha dejado deslumbrado. Una autora que tiene como un eje cardinal de su obra la desigualdad, la pobreza y la violencia. Que narra historias que transcurren en Pennsylvania, en pueblos que agonizan luego del cierre de las minas de carbón que eran el centro de su actividad económica. Una novelística que recorre un camino que transita entre la literatura policial y un realismo social crudo, casi naturalista. Pero no sólo esto,este programa trata de un escritora a la que leí hace muy poco y que me pareció excelente. Considero que su obra está entre lo mejor de la novela negra contemporánea. En este capítulo 58 de “El dulce veneno de la novela negra” es voy a contar acerca de Tawni O'Dell y tres excelentes novelas que tuve oportunidad de leer." Gabriel M. Wainstein
5 years, 2 months ago por gabwain - 30 plays
"Segundo capítulo dedicado a la historia del policial argentino. En el programa anterior recorrimos los literatos más destacados que abordaron la literatura policial argentina a finales del siglo XIX. En el capítulo de hoy, queridas y queridos oyentes, haremos un recorrido por algunos escritores que abordaron el género a principios del siglo XX. El investigador Román Setton destaca, como rasgo característico este período, la aparición de publicaciones periódicas literarias de tirada masiva que se distribuían en los kioskos y tenían gran aceptación popular. Menciona "La novela semanal", "La novela universitaria", "La novela humana", "La novela porteña", "Suplemento" y "La novela nacional", entre otras. "La novela semanal", por ejemplo, llegó a tirar 400.000 ejemplares, cuando Buenos Aires tenía un millón de habitantes. Éstos fueron los ámbitos donde se desarrolló el género en las primeras décadas del siglo XX. Entonces, queridas y queridos oyentes, vamos a recorrer juntos este capítulo 89, el segundo dedicado a la historia de la literatura policial en la Argentina." Gabriel Marcelo Wainstein
3 years, 8 months ago por gabwain - 20 plays
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