02 de mayo, 2020 10:35
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(...) La Argentina no se divide entre garantistas y punitivistas sino que enfrenta punitivismos selectivos. La derecha, que tiene poluciones nocturnas con el control que ofrece la cuarentena, detesta los derechos humanos pero sale a esgrimir cínicamente razones humanitarias para exigir que los genocidas puedan volver a sus hogares como humildes e inocentes viejecillos; pero la progresía, que se reivindica garantista, en realidad hace un punitivismo selectivo, tal como se vio en el caso de los rugbiers donde, por tratarse de presuntos asesinos ricos, todos festejaban que “los pibes chorros” de las cárceles los amenazaran con fajarlos y violarlos; este punitivismo selectivo de la progresía solo acaba esgrimiendo los derechos humanos de los sectores que cree representar; los derechos son para “mis presos”; para “los tuyos” escarnio público, escrache y tortura eterna en la “plaza pública” de Twitter. Los enemigos de esta progresía que encarna la corrección moral parecen no pertenecer a “lo humano” y lo más peligroso es que para ocupar ese lugar de las “no personas” ni siquiera hace falta una sentencia judicial: alcanza con una denuncia en una red social vinculada a algún tema que esté en la agenda de la progresía para que desaparezca la presunción de la inocencia y que toda la biblioteca de los derechos humanos se vaya al carajo (...) Leer más
(...) La Argentina no se divide entre garantistas y punitivistas sino que enfrenta punitivismos selectivos. La derecha, que tiene poluciones nocturnas con el control que ofrece la cuarentena, detesta los derechos humanos pero sale a esgrimir cínicamente razones humanitarias para exigir que los genocidas puedan volver a sus hogares como humildes e inocentes viejecillos; pero la progresía, que se reivindica garantista, en realidad hace un punitivismo selectivo, tal como se vio en el caso de los rugbiers donde, por tratarse de presuntos asesinos ricos, todos festejaban que “los pibes chorros” de las cárceles los amenazaran con fajarlos y violarlos; este punitivismo selectivo de la progresía solo acaba esgrimiendo los derechos humanos de los sectores que cree representar; los derechos son para “mis presos”; para “los tuyos” escarnio público, escrache y tortura eterna en la “plaza pública” de Twitter. Los enemigos de esta progresía que encarna la corrección moral parecen no pertenecer a “lo humano” y lo más peligroso es que para ocupar ese lugar de las “no personas” ni siquiera hace falta una sentencia judicial: alcanza con una denuncia en una red social vinculada a algún tema que esté en la agenda de la progresía para que desaparezca la presunción de la inocencia y que toda la biblioteca de los derechos humanos se vaya al carajo (...)
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