01 de diciembre, 2018 11:50
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A horas de la cumbre mundial del poder más impiadoso, apenas a unos kilómetros de la ciudad blindada, a día y medio de que la des-justicia del mismo sistema victimizara otra vez a Lucía Pérez, dos niños de diez años mataban o morían. Como una esquirla de esta guerra con coletazos en casa. Como daños colaterales de un poder que nace en el capital y se radica en la masculinidad más perversa. La del femicidio y el infanticidio por puro instinto de poder. Ancestral y estructural. Aprehendido desde el origen de los tiempos. Clavados como símbolos implacables. Que perseguirán la conciencia de los sistemas de poder hasta que caigan. Quién sabe cuándo. Pero que caigan. Texto de Silvana Melo ‘Daños colaterales del capitalismo y el patriarcado’ Leer más
A horas de la cumbre mundial del poder más impiadoso, apenas a unos kilómetros de la ciudad blindada, a día y medio de que la des-justicia del mismo sistema victimizara otra vez a Lucía Pérez, dos niños de diez años mataban o morían. Como una esquirla de esta guerra con coletazos en casa. Como daños colaterales de un poder que nace en el capital y se radica en la masculinidad más perversa. La del femicidio y el infanticidio por puro instinto de poder. Ancestral y estructural. Aprehendido desde el origen de los tiempos. Clavados como símbolos implacables. Que perseguirán la conciencia de los sistemas de poder hasta que caigan. Quién sabe cuándo. Pero que caigan. Texto de Silvana Melo ‘Daños colaterales del capitalismo y el patriarcado’