21 de mayo, 2019 21:06
00:00 / 02:37
8 reproducciones
Es que durante demasiado tiempo pensamos el amor como una cárcel. Creímos que tiene reglas fijas y condiciones de pureza, que hay amor bueno y amor malo, que nos hace mezquinas y mezquinos cuando es verdadero, que si no es entero es tibieza, y entonces no es amor, que es eterno y constante o es mentira, que es celoso y mágicamente sanador, que por él todo se perdona, que duele, que es normal si lastima, porque es sacrificio, que es de pareja, que es entre un hombre y una mujer, que es asunto privado, que es objetivo de vida, que hay media naranja, que nos completa. Pero hemos dicho basta, y hemos buscado dentro nuestro, y hemos salido a buscar el amor que queremos, a construirlo en nosotres, a pensarlo colectivamente. A estallar tradiciones antiguas, a traicionar sus viejos consejos. Y encontramos la idea de un amor libre, calentito y fugaz, tierno, que circula ampliamente, un amor sensible, delicado, que potencia, que da fuerza, pero es frágil y humano, completamente humano, compañero y amigo, un amor de sueños compartidos, un amor que no ata, que no posee, si no que teje, que entrelaza y acerca, sin asfixiar. Un amor a secas. Que no encierra, un amor que cuida, que respeta, que entiende de distancias, y diferencias, sabe de transformaciones. Es un amor que aprende. Y si bien aún a veces por fuerza de costumbre sin querer muestra gestos de cómo antes era, es un amor perseverante, esperanzado, mutante, ágil, escurridizo, trashumante, que crece un poquito cada día creando nuevos caminos, nuevas formas, nuevos esquemas. Es un amor que nos libera. CAMILA DI GIGLIO Leer más
Es que durante demasiado tiempo pensamos el amor como una cárcel. Creímos que tiene reglas fijas y condiciones de pureza, que hay amor bueno y amor malo, que nos hace mezquinas y mezquinos cuando es verdadero, que si no es entero es tibieza, y entonces no es amor, que es eterno y constante o es mentira, que es celoso y mágicamente sanador, que por él todo se perdona, que duele, que es normal si lastima, porque es sacrificio, que es de pareja, que es entre un hombre y una mujer, que es asunto privado, que es objetivo de vida, que hay media naranja, que nos completa. Pero hemos dicho basta, y hemos buscado dentro nuestro, y hemos salido a buscar el amor que queremos, a construirlo en nosotres, a pensarlo colectivamente. A estallar tradiciones antiguas, a traicionar sus viejos consejos. Y encontramos la idea de un amor libre, calentito y fugaz, tierno, que circula ampliamente, un amor sensible, delicado, que potencia, que da fuerza, pero es frágil y humano, completamente humano, compañero y amigo, un amor de sueños compartidos, un amor que no ata, que no posee, si no que teje, que entrelaza y acerca, sin asfixiar. Un amor a secas. Que no encierra, un amor que cuida, que respeta, que entiende de distancias, y diferencias, sabe de transformaciones. Es un amor que aprende. Y si bien aún a veces por fuerza de costumbre sin querer muestra gestos de cómo antes era, es un amor perseverante, esperanzado, mutante, ágil, escurridizo, trashumante, que crece un poquito cada día creando nuevos caminos, nuevas formas, nuevos esquemas. Es un amor que nos libera. CAMILA DI GIGLIO
Etiquetas: camila di giglio colibri urgente editorial